Uno de los efectos más inesperados —y a la vez más conmovedores— del Proyecto AjeBótica ha sido su capacidad de salir del aula y entrar en los hogares. Lo que comenzó como un rincón de innovación en el CEIP La Vega, se ha convertido en una experiencia compartida entre hijos e hijas y sus familias.
Durante el curso, muchos hogares que nunca habían tenido un tablero de ajedrez decidieron comprar uno. Ya no es raro escuchar al alumnado contar que juega con su padre, su madre o sus hermanos por la tarde, repitiendo las jugadas que aprendió en clase o inventando reglas nuevas inspiradas en el ajedrez lúdico.
❤️ Más que un juego: un vínculo afectivo
El ajedrez, tal y como lo vive el alumnado con AjeBótica, no es competitivo, sino cooperativo y emocional. Las partidas con familiares se convierten en excusas para conversar, compartir, enseñar, equivocarse juntos, reír y hasta reconciliarse.
Esto ha generado:
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Mayor implicación de las familias en la vida escolar.
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Mejora en la comunicación emocional entre adultos e hijos/as.
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Un clima positivo en casa durante los momentos de juego.
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Valoración del esfuerzo y respeto a las normas desde la infancia.
📆 Día de la Familia: ajedrez como puente generacional
Cada curso, desde el Proyecto AjeBótica se celebra el Día de la Familia con partidas mixtas, donde el alumnado juega junto a madres, padres o abuelos/as. Ver a un niño de 1º explicar a su madre cómo mover una torre, o a un padre descubrir el “Saludo de Reyes” en lugar del apretón de manos, es una experiencia que trasciende el contenido curricular.

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